Volvía el fútbol a Barcelona tras la suspensión del clásico y la verdad es que el conjunto azulgrana respondió pasando el rodillo sobre un pobre Valladolid sin alma ni ganas de jugar. Sergio planteaba una alineación con 5 defensas para intentar anular al ataque del Bacelona mientras que Valverde daba descanso a Arthur (sin convocar) y a Griezmann (suplente en favor de Ansu Fati). La idea del técnico del equipo blanquivioleta era esperar al Barça y dejarle el balón. Pero se esfumó en apenas 2 minutos, los mismos que tardó Lenglet en adelantar al cuadro culé en el marcador. Un centro de Messi despejado por la zaga vallisoletana llegó a las botas del central francés, que con desvío incluido, mandaba a guardar el cuero en la portería defendida por Masip. Comenzó entonces un monólogo del Barcelona, que no le dejaba oler la pelota al Valladolid.
AMAGO DE REACCIÓN
Que el Valladolid no tocara el balón no impidió que empatara el partido. Una falta lateral bien sacada por Míchel acabó en gol tras un despeje defectuoso de Ter Stegen hacia Kiko Olivas. Reacción muy tardía del portero alemán que no la vio venir y cuando la tenía delante solo pudo meter el brazo y dejarla muerta para que el central marcara su primer gol en La Liga Santander.
Se podría suponer una gran reacción por parte del Valladolid, que se lanzara al ataque a buscar el gol o que por lo menos amenazara al Barcelona, pero ni por asomo. El conjunto catalán fue el dominador absoluto del partido de principio a fin, aunque muchas de sus posesiones siguieran siendo planas. Eso si, no se despegó del marcador hasta que apareció el de siempre, Leo Messi.
COMIENZAN LOS TRUCOS
El argentino es un absoluto mago, de eso queda constancia en la gran mayoría de partidos que juega. Pero para hoy se guardaba una completa exhibición. De Jong comenzó de telonero del 10, sirviéndole un pase de fantasía a Vidal al que no llega por un pelo, pero dos minutos después, el maestro le enseñó al holandés como realizar ese truco que había intentado previamente. Desde el lado contrario, metió un pase estratosférico de nuevo para el chileno, un balón delicado y preciso que Arturo se encargó con una buena definición de convertir en gol.
Lo que venía después era marca de la casa. Una falta que es medio gol, en el perfil derecho, donde a él le gustan. Colocó Messi la pelota con mimo y su disparó se dirigió hacia la mismísima escuadra. Otro gol mas de falta para el argentino, que está convirtiendo los libres directos en un suplicio para los equipos rivales.
Antes de cerrar el primer acto, Leo se sacó de la manga un caño marca de la casa para dejar atrás a un Óscar Plano que se quedó petrificado ante tales artes. Y como él, todo el Valladolid.
UNA SEGUNDA MITAD PARA ECHARSE A DORMIR
Y como no podía ser de otra manera, el Barça se dedicó a una de las cosas que mejor se le da, aburrir. Porque es cierto, cuando le da por jugar andando, el conjunto blaugrana desespera, pero viendo la actitud del Valladolid está justificado el frenazo en el juego. Y es que en el segundo periodo hubo 30 minutos donde no pasó nada; parecía que Sergio les había dicho a sus jugadores que no corrieran, que ya estaba todo perdido y que reservaran fuerzas para el partido ante el Mallorca, que es un rival directo en la lucha por la permanencia. Valverde aprovechó para dar descanso a de Jong, que hizo de nuevo un gran partido, y para quitar a Ansu Fati, que regresaba al 11 titular dejando muestras de nuevo de que es un diamante en bruto que hay que pulir.
DE NUEVO, MESSI
Tras un buen rato sin pasar nada, Leo se dio cuenta de que se había dejado la función sin terminar, y con un magistral control orientado con el muslo hizo bueno un pase de Rakitic para definir de nuevo ante Masip con éxito. Al minuto siguiente, condució el cuero hacia la frontal donde le envió un balón filtrado en forma de regalo a su amigo Luis Suárez para que este con un gol maquillara una noche muy mala del charrúa.
Y ya no pasó nada mas. El partido se convirtió en una pachanga de colegio en la que atacaban 6 y defendían 5. Todo el mundo andando y fingiendo estar cansado cuando el esfuerzo realizado en este encuentro ha sido mínimo. Y así se fue acabando un partido en el que solo jugaba un equipo, porque al otro ya se encargó de hacerlo desaparecer el mago Messi.
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