Han pasado ya 6 jornadas de liga y todas tienen una característica común, el Barcelona no ha dejado su portería a cero en ninguna de ellas. 10 goles ha encajado el conjunto azulgrana, una media de 1,67 por partido. Este dato es toda una barbaridad para un equipo de este calibre. Su eterno rival, el Real Madrid lleva 6, y el otro fuerte competidor por el torneo, el Atlético, 4.
Ante el primero, encajado en San Mamés, poco se puede decir salvo que Sergi Roberto se comió la marca a Aduriz. Fekir y Loren anotaron en la segunda jornada, el primero tras un error en la salida de balón por parte de Busquets, y el del canterano bético, con un latigazo imparable a la escuadra. En Pamplona el Barça volvió a encajar otros dos, uno tras un error de Lenglet al salir a tapar a Brandon, y también de Semedo en su marca a Roberto Torres, y el segundo mediante un penalti incomprensiblemente cometido por Piqué. Ante Valencia y Granada también se encajaron dos goles en cada partido, un mano a mano de Gameiro, un centro raso que remata Maxi Gómez, un fallo de Junior que derivó en gol de Azeez y un penalti que cometió Arturo Vidal.
En ningún gol la responsabilidad había sido de Ter Stegen, hasta el partido contra el Villarreal, en el que el tiro de Cazorla era muy parable. Esto nos deja un equipo blando atrás y en ocasiones despistado, con mucha fragilidad en los centros laterales y balones a la espalda, y con una tendencia peligrosa a cometer penaltis.
Lo que está claro es que la seguridad defensiva que tuvo el conjunto catalán en la primera temporada de Valverde se ha desvanecido y transformado en dudas. El único partido en el que se ha dejado la portería a cero, jugado en Dortmund, no estuvo carente ni mucho menos de errores, pero el meta alemán estuvo francamente acertado.
Queda saber como arreglará el Txingurri esta debilidad de su equipo, pero de momento este inicio de temporada es muy poco esperanzador.
Ricardo del Coso Gómez
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